top of page

Nota: “Los niños se han convertido en parte del sustento familiar trabajando como futbolistas”

  • alvanezziformador
  • 1 feb 2021
  • 5 Min. de lectura


Por Carlos Dickson Pérez.- “Formador de jugadores, maestro de ilusiones”, parece no existir mejor definición para el argentino Facundo Alvanezzi.

Un trotamundos del fútbol, que como jugador acumuló una invalorable experiencia desde que inició su carrera deportiva en el Club Sportivo Bragado en al Liga Marplatense, Kimberley, Ferrocarril Oeste, Deportivo Norte. Luego provechosa pasantía por Italia y Suiza en clubes como el Livorno, FC Locarno, FC Tressa y FC Casiano .

Después vendría su etapa formativa como entrenador, ductor de sueños; una etapa de su vida en la que se cobijó en la filosofía de los irreductibles del estilo, de la esencia del balón jugado con arte y con ética. Menotti, Sabella, la escuela del quehacer del Barcelona español, han rimado con su canto diario en los rectángulos donde corren los chicos.

El fútbol desde el punto de vista humano, en estos tiempos, cuando corre la sangre en los campos, y los virtuosos sobreviven, a medias, en la jungla del resultado y el sacrificio de las buenas maneras.

Lo estamos viendo todos los días, en los que, a decir de Facundo, “el fútbol está huérfano de afecto y pasión”.


La pandemia, aunque cercenó su copiosa actividad presencial de charlas, clínicas y encuentros con ese fútbol formativo del que se siente un obrero, lo tiene por estos días más activo que nunca, regalando su gentileza con las consultas que le llegan de todas partes del mundo.

Y no es para menos, con el bagaje que atesora de entrenador, desde que se instruyó en los cursos del Centro Deportivo Torreta Bellinzona (Suiza), para comenzar su rodaje con las categorías de base del FC Basilea y luego con los marplatenses Club Atlético Aldosivi y Club Cadetes de San Martín.

Un metodólogo del trabajo, capacitado tanto en AFA como en las escuelas del Barsa, Sevilla, Bayer de Munich, Basel de Suiza y Zenith de Moscú, entre otras.


Para nuestro portal, balonazos.com, es un honor contar con el background de alguien que concibe “el fútbol cómo vehículo de culto universal a partir del fútbol base”.

De entrada, su preocupación por la manera cómo se dosifica el trabajo con los menores, en esa obsesión de victorias tempranas en el campo y de exterminio del talento, la creatividad, la memoria del juego. Y nos alarma, con aquello de que “hoy los niños se han convertido en parte del sustento familiar, invirtiendo su infancia y adolescencia trabajando como futbolistas”.


-¿A partir de qué edad es recomendable sugerir la competitividad en el niño?, abordamos a Facundo.

FA: El deporte es una práctica humana ancestral de carácter recreativo qué ha sido patrimonio de todas las culturas. E l mismo constituye un medio de educación para el hombre qué avanza contra una sociedad cada vez más deshumanizada.

Dice José María Cajigal (filósofo deportivo español), que la desmesura del proceso competitivo conspiró contra la naturaleza creativa y lúdica de los niños y adolescentes por el despropósito y los excesos resultadistas.

Adhiero a mi entender, por experiencia acumulativa, que el aspecto competitivo debe ser introducido en edades de toma de conciencia incipiente, es decir, a partir de los 13, 14, 15 años cómo inducción de aprendizaje a través del juego y los errores para superarse.

Las edades previas deben ser el tesoro no contaminado del instinto creativo que no posee patrones igualitarios, cada uno avanza según su maduración individual.

-¿Cómo deslastrar al menor de edad de los problemas psicosociales que lo afectan como integrante de una familia, de una comunidad y de un macro ambiente en el que crece?

FA: Vivimos en un mundo globalizado y caótico, lleno de incertezas, donde los roles se han visto modificados notoriamente.

Es decir, hoy los niños y jóvenes, en un porcentaje abrumador, son el sustento familiar invirtiendo su infancia y adolescencia «trabajando de futbolistas».

Esto para mi es terriblemente dañino para los crecimientos psicosociales donde ellos deberían jugar y respetar etapas lúdicas irremplazables.

El ambiente de crecimiento actual desnaturaliza la esencia creativa y afectiva, por jugar para descubrir, en vez de trabajar corporativamente para no quedar fuera de un sistema perverso, donde producir, es más importante que crecer con la belleza del descubrimiento de sus propios talentos como único fin.


-¿Hasta qué edad se puede incidir con mayor efectividad en el manejo de los fundamentos técnicos del fútbol?

FA: Las edades de desarrollo y crecimiento técnico en el fútbol son atemporales; es decir, vale lo mismo para mí un niño en desarrollo que un jugador de Élite en el epílogo de su carrera. Si se mantiene el deseo de perfeccionarse y superarse siempre, queda implícita la posibilidad de superación constante.

Para mí no importa la edad, importa y valoro la afectividad para mejorarse técnicamente todos los días un poco más. No olvidemos que el futbolista, si manifiesta el deseo de evolucionar siempre, no hay edad estructural que impida su avance.

Soy de los que creen en el infinito camino del perfeccionamiento que se construye con los años, no con un sesgo de notoriedad momentáneo.

Siempre se puede y se debe mejorar. El día que pensemos lo contrario, nos invadirá la incapacidad productiva de ser mejores ciudadanos y futbolistas.

-¿Se puede intentar probar con el niño su versatilidad en varias posiciones dentro del campo y hasta que edad?.

FA: La versatilidad como lo definía Albert Camus (Es el arte en movimiento de lo que se desconoce para descubrir su efecto mientras lo ejecuto); es decir: desde el mismo momento que comenzamos a jugar nos encontramos en sectores del campo más afines y menos propicios. Ello nos da una idea definida de iniciación de la versatilidad natural de movimiento en libertad.

Yo considero y defiendo las varias posiciones versátiles de los niños y jóvenes hasta encontrar las respuestas madurativas de saber actuar con naturalidad en todo el campo de juego.

Los futbolistas versátiles son los que intelectualmente rompen todos los libros y actúan por instinto acumulativo entre la prueba y el error.

Se debe probar con el niño las diferentes opciones de versatilidad para el día de mañana, hallar su posición natural actuando polifuncionalmente en los diferentes niveles.

-¿Cómo erradicar la costumbre del niño que juega en la calle o en la canchita, de ir todos sobre la pelota y no tener noción del espacio cuando se le traslada a los campos reglamentarios y por ende con mayores dimensiones?.

FA: Si partimos filosóficamente que las masas de adultos vamos en manada manifestando quién sabe qué, por qué los niños no pueden y deben correr detrás de una pelota…siendo que ellos descubren el juego corriendo hasta encontrar sus tiempos y espacios que advienen poco a poco.

Me fascina sustancialmente cuando todos van detrás de la pelota. ¡Es señal de atracción universal del futbol mundial! No hay país en el mundo entero que no comience de esta forma, todos corriendo atrás de la pelota.

Allí comienza el descubrimiento de los tiempos, el espacio, el engaño, la velocidad, la gambeta, el pase, el desarrollo de las habilidades (todas imaginables), para que en un tiempo específico de espera, comiencen a orientarse por sí mismo y con las herramientas de los formadores para comenzar a entender el juego.


-¿En el aspecto físico, resistencia, potencia, velocidad, etc, como se puede comenzar a dosificar en el niño, a partir de qué edad y con que tipo de ejercicios?.

FA: Éstos aspectos señalados son para mi relevantes en la medida que se respete la edad biológica de los niños y jóvenes en la proporcionalidad de sus crecimientos.

Soy un gran defensor del juego con una pelota como herramienta natural del desarrollo intelectual del fútbol.

Luego todo lo agregado debe ser muy selectivo a partir de los 13, 14, 15 años en adelante.

La variedad de ejercicios es infinita, pero el descubrimiento del propio movimiento armónico entre el físico, la pelota, los espacios y los rivales, me da como sumatoria, el empleo de la velocidad, la potencia y la resistencia para Jugar Jugando y no correr corriendo, sin orientación y diferenciación alguna.

-Facundo Alvanezzi, nos deja esta reflexión final: “Siendo el juego un arte majestuoso de lo imprevisible, el talento es dueño de artistas universales que hacen cosas maravillosas sin saber explicar por qué las hacen…Imaginemos por un instante las velocidades mentales de los niños y jóvenes por jugar sin pedir permiso a nadie, para elaborar e inventar el fútbol del mañana”.


 
 
 

Comments


bottom of page