Jugar lúdicamente.

La lealtad de los niños y jóvenes para con el juego, viene de tiempos inmemorables donde jugar convivía con la digna tarea de descubrir virtudes y defectos por si "Solos", mas allá de la enseñanza (temprana-tardía) de los formadores de turno.

Era la calle, el barrio, el baldío, el potrero, la tierra húmeda o no, con aroma a fútbol y talentos infinitos que comenzaban a descubrir los primeros pasos en pos de la gloria que todos soñamos alguna ves, la que unía el afecto con el efecto como escuela elemental que causa placer patear una vieja pelota o gambetear a cinco de fila...

Maravillosa expresión de deseo acentuado por el placer lúdico de ser uno mismo...Siempre el mismo. Amen de imitar al mejor para mejorarnos y alejarnos aceleradamente de los destructores del juego que solo pretendían imponer la fuerza como herramienta principal...

He sido testigo y protagonista del talento contra la lucha, de la gambeta contra la patada, del juego individual hasta aprender a asociarme con otros, y por sobre todo, a individualizar que el talento como la inteligencia no tiene explicación, se posee o no, en todo tiempo y lugar.

Me llevo años elaborar que el mayor aprendizaje esta en uno mismo, sin importar el tamaño físico para desarrollar el talento y todo lo que se pueda aportar como elemento que enaltece al juego y hace valiosa la labor del formador.

El juego lúdico es un desprendimiento individual del talento que se derrocha en un campo de fútbol, dejando constancia en las retinas de nuestros admiradores y seguidores mas cercanos, un rato de fútbol bien jugado...sin intervención de nada ni de nadie que condicione los instintos creativos de los exponentes naturales de tan maravilloso juego.

Reflexión final:

Persigo denodadamente la libertad de expresión como el arte de difundir la creatividad de los millones de jóvenes que manifiestan solo el deseo de jugar por sobre las indicaciones que solo contradicen el talento que como ya dije...no es importante que de explicaciones